La seguridad del paciente se puede definir como la ausencia de daño innecesario o la reducción de este a unos mínimos aceptables en la atención sanitaria. Es decir, es el “primum non nocere” de Hipócrates. Aunque parezca de Perogrullo, el primer objetivo de la medicina debe ser el de no hacer daño. 

La seguridad del paciente es multifactorial, depende de factores organizativos, como la coordinación del flujo de trabajo o la adquisición de competencias por parte del personal sanitario; factores tecnológicos, como el adecuado funcionamiento de la bomba de infusión de fármacos o de la bomba de inyección de contraste; factores humanos, como la coordinación entre diferentes profesionales, el trabajo en equipo, el grado de estrés y el cansancio; factores del propio paciente, como la falta de cultura sanitaria y escasa implicación; y factores externos, como los políticos y económicos.

Por todo ello, para garantizar la seguridad del paciente, debemos asumir un enfoque sistémico (global):

• Equipos directivos que instauren una filosofía que priorice la seguridad del paciente. 
• Facilitar la mejora de aptitudes de los profesionales sanitarios. 
• Realizar una medicina basada en la evidencia siguiendo guías, protocolos y circuitos establecidos. 
• Escuchar al paciente y a los familiares de este.
• Disponer de un sistema de recogida de incidencias relacionadas con la seguridad del paciente, no con un carácter punitivo, sino para su análisis y mejoría. 

Este año, en el Día mundial de la seguridad de paciente se hace especial énfasis en el error diagnóstico. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el 5%-20% de las interacciones entre médico y paciente se produce algún error diagnóstico. Es fundamental trabajar para garantizar la seguridad del paciente y disminuir el daño innecesario a unos mínimos aceptables, puesto que cualquier diagnóstico condiciona una serie de acciones terapéuticas y de seguimiento que podrían ser perjudiciales para el paciente si este diagnóstico no fuera adecuado ni conciso.

Radiodiagnóstico, un servicio especialmente meticuloso

En el Servicio de Diagnóstico por la Imagen debemos ser especialmente meticulosos, puesto que se añade la circunstancia que muchas de las pruebas diagnósticas utilizan radiaciones ionizantes y/o la administración de contraste endovenoso. 

Así, para garantizar la seguridad del paciente dentro de un servicio de Radiodiagnóstico, es necesario seguir una serie de pasos:

1. PREPARACIÓN: Siempre que la exploración a realizar necesite de preparación previa, asegurarse de que el paciente entiende las instrucciones. Estas deben ser breves, concisas y explicadas con un lenguaje fácil de entender (sin tecnicismos)
2. IDENTIFICACIÓN: Se debe garantizar una correcta identificación del paciente antes de iniciar la prueba. Para ello el paciente confirma, hasta en dos ocasiones, su nombre completo.
3. REVISIÓN DE PRUEBAS: Es aconsejable y necesario revisar si el paciente se ha realizado alguna prueba similar recientemente (durante los últimos 6 meses) ya que, en ocasiones, podemos aprovechar otras pruebas recientes para dar respuesta a las necesidades actuales y evitar repetir pruebas innecesarias.
4. ANTES DE LA PRUEBA: A la hora de realizar la prueba, es necesario que el paciente conozca y entienda qué se le va a hacer, qué va a notar y qué esperamos de él o ella durante el procedimiento. De esta manera, evitamos sobresaltos o movimientos que requieran repetir la prueba.
5. CONFIRMACIÓN DE LA IDENTIFICACIÓN: Es fundamental comprobar el número de identificación del paciente (número de historia clínica) y confirmar, si existen estudios previos, que este coincida. De este modo, se almacenan correctamente todos los estudios en sistemas PACS y se facilitará la comunicación entre los sectores de hospitales y clínicas.
6. INFORME: En el momento de realizar el informe por parte del facultativo, se dispone habitualmente de sistemas y circuitos de alerta para informar al medico solicitante de la prueba en caso de que esta resulte patológica.

El principio ALARA y otras medidas de seguridad

En las exploraciones que utilizan radiaciones ionizantes y, de cara a garantizar la menor dosis de radiación, en cualquier Servicio de Radiodiagnóstico se sigue el llamado principio ALARA, correspondiente a las siglas inglesas de la expresión «tan bajo como sea razonablemente posible» (As Low As Reasonably Achievable). Todas las exposiciones a la radiación deben ser mantenidas a niveles tan bajos como sea razonablemente posible, teniendo en cuenta factores sociales y económicos.

Para garantizar la dosis mínima de radiación todo equipo de Radiología mantiene una supervisión y control de su funcionamiento anual. Actualmente, la gran mayoría de equipos disponen de un control automático de exposición que permite ajustar al máximo la dosis de radiación. Asimismo, es importante evitar la repetición innecesaria de imágenes. Por ello, el técnico que realiza la prueba colocará el cuerpo del paciente de manera que su exposición a la radiación sea la mínima.

En la actualidad no están indicados los protectores plomados para pacientes. Las investigaciones científicas han demostrado que el uso de blindaje no es eficaz para reducir la dosis de radiación recibida en los tejidos no expuestos, la dosis dispersa recibida por estos proviene principalmente del interior del organismo. Asimismo, dichos protectores pueden condicionar dificultades diagnósticas cuando se localizan en zonas expuestas.

Con el desarrollo de la Inteligencia Artificial (IA) se está trabajando en proyectos que ayuden a garantizar la seguridad del paciente y disminuir así el daño innecesario. En Radiología, el desarrollo de una herramienta que detecta mediante IA pacientes con exploraciones recientes similares realizadas nos ayudará a reducir el número de pruebas innecesarias y también la exposición a radiaciones ionizantes.

Dr. Ignacio Miranda,

Responsable de Radiología del IBCC