La enfermera clínica es una profesional indispensable para el cuidado de las pacientes con cáncer de mama y, con motivo del Día Internacional de la Enfermera, que se celebra el 12 de mayo bajo el lema “Una voz para liderar-Una visión de futuro para la atención de salud”, es preciso dar a conocer y reconocer su labor.
Más allá de sus competencias y funciones técnicas, la enfermera es la acompañante por excelencia de la paciente con cáncer de mama, sus familiares y cuidadores durante todo el proceso oncológico. Desde el duro momento del diagnóstico, la enfermera está con la paciente para acompañarla durante todo el proceso. La enfermera será la cualificada acompañante de viaje de la paciente.
En el día a día de este proceso, llevará a cabo cuatro tipos de funciones: asistencial, docente, de coordinación y de comunicación. Esta profesional es la encargada de proporcionar atención integral a la paciente y su entorno desde un plan de cuidados holístico y de garantizar la continuidad de estos con un seguimiento proactivo, vía telefónica, por email o por el medio que sea preciso para cumplir el plan trazado.
Para desempeñar sus tareas, actúa como nexo entre las pacientes y los diferentes profesionales y los coordina, facilitando que todo el proceso oncológico del paciente sea los más eficiente posible. También educa a la paciente y su entorno sobre su tratamiento y sobre el manejo de los efectos secundarios, asegurando así una buena adherencia al tratamiento.
Su mejor herramienta para realizar todas estas tareas es la comunicación, clave para construir relaciones terapéuticas y de confianza con la paciente, la familia y los cuidadores principales. Uno de los grandes objetivos es dar soporte emocional a la paciente y a su entorno durante todo el proceso de la enfermedad. Le pedimos a Silvia Santiago, coordinadora de enfermería del IBCC, que nos hable de su experiencia:
“Me piden que reflexione sobre nuestro día, el día de las enfermeras.
Lo primero que me viene a la cabeza es ¿qué hace una enfermera?
Cuidamos, cuidamos y cuidamos a las personas enfermas.
En ocasiones he oído decir que ‘durante tu carrera profesional, te irás curtiendo y las cosas ya no te afectarán tanto…’ ¡Qué gran mentira! ¡Es completamente a la inversa! Cuantos más años de profesión, conforme vamos creciendo como personas y como profesionales, he constatado que tendemos a volvernos más sensibles y que las cosas nos afectan más: Y te llevas a tus pacientes ‘a casa’. Pienso en ellos fuera de mi horario laboral, sí, y no me importa. ¿Acaso hay algo más importante en la vida que las relaciones que se generan entre las personas? Aunque sea en el mundo laboral, aunque te paguen por ello.
La empatía, aquí está la clave del éxito en toda relación humana.
La empatía se define como la capacidad de percibir, compartir y comprender lo que otra persona puede sentir.
Cada día que conozco a una paciente a la que le han diagnosticado un cáncer, quiero cuidarla, con todo lo que sé y con todo lo que percibo desde la empatía, porque, si no empatizara con ella, y con los que la rodean, no lo estaría haciendo bien.
Cuando te pones en el lugar del paciente, y en el lugar de su marido, en el de sus padres, hijos, amigos… Es entonces cuando entiendes el sufrimiento, las preocupaciones de tu paciente y de quienes la rodean, su necesidad de apoyo honesto, de verdad, de poder confiar.
Y es curioso que, de todo lo que entregas en este largo proceso, recibes mucho más. Agradecimiento cómplice, sinceridad, lo mejor de cada persona puesta al límite por la enfermedad.
Este retorno de las pacientes es munición empática para las siguientes y para nosotras en nuestra vida.
Desde mi perspectiva, ahora, justo ahora, en estos últimos meses, mi mensaje es este:
TODO PASA, lo bueno y lo malo, TODO PASA.
Por eso, a las que en estos momentos estéis en tratamiento, quiero enviaros mucho ánimo, porque este trance también pasará, y volveréis a estar bien.”