Los pacientes con cáncer son más vulnerables a la infección por COVID-19 y, sobre todo, tienen mayor riesgo de complicaciones, especialmente aquellos que presentan la enfermedad diseminada y los que se encuentran en tratamiento con quimioterapia. La pandemia por COVID-19 ha tenido y continúa teniendo un impacto grave en la población mundial, incluidas las personas con cáncer, sus familiares y cuidadores.
Las vacunas se utilizan para ayudar al sistema inmunitario de una persona a reconocer y a proteger el cuerpo contra determinadas infecciones. Las vacunas contra el virus que produce la COVID-19 han demostrado reducir significativamente el riesgo de infección por COVID-19, así cómo el riesgo de enfermedad grave, de ser hospitalizado o de morir si se tiene la infección.
Hoy en día en España disponemos de 4 vacunas: las vacunas de Pfizer-BioNTech y Moderna que se administran en 2 dosis cada 3 semanas, la vacuna de Johnson & Johnson (Janssen), que se administra como una sola inyección y la vacuna de AstraZeneca, que se administra en 2 dosis con un intervalo de hasta 12 semanas.
Tipos de vacunas para la COVID-19
Las vacunas Pfizer-BioNTech y Moderna contienen ARN mensajero (ARNm), que es un tipo de material genético. Una vez se administra la vacuna, el ARNm entra en las células de nuestro cuerpo y les enseña a producir una proteína, o una porción de una proteína, que desencadena una respuesta inmunitaria dentro de nuestro organismo, mediante la producción de anticuerpos, y esta es la que nos protege de infecciones graves si el virus real entra en nuestro organismo.
Las vacunas de Johnson & Johnson (Janssen) y AstraZeneca contienen un adenovirus o vector viral, un tipo de virus diferente al que causa COVID-19 y que es inofensivo. Este se ha modificado en el laboratorio para que contenga un fragmento de ADN del virus de la COVID-19, de manera que, al inyectarse, entre en nuestras células y produzca una porción inocua del virus de la COVID-19 que solo está presente en su superficie; nuestro sistema inmunitario reconoce que no pertenece a nuestro organismo y esto desencadena una respuesta inmunitaria mediante la producción de anticuerpos y la activación de otras células de defensa. Esto hace que el sistema inmunitario reconozca y ataque el virus de COVID-19 si el cuerpo se expone a él en el futuro.
A pesar de que los estudios iniciales de las vacunas no incluyeron pacientes oncológicos, la mayoría de guías recomiendan la vacunación de los pacientes con cáncer, ya que ninguna de las vacunas contiene virus vivos y se considera que es mucho mayor el beneficio que el riesgo de vacunar.
Efectos secundarios más frecuentes en pacientes con cáncer
Los efectos secundarios más frecuentes descritos tras haber recibido las vacunas incluyen: dolor y enrojecimiento o hinchazón en el sitio de la inyección, cansancio, dolor de cabeza, fiebre, escalofríos, dolor en los músculos y articulaciones. Estos efectos secundarios suelen desaparecer en unos pocos días.
Estos síntomas son los mismos que pueden aparecer en las pacientes con cáncer de mama, pero hay que tener en cuenta que, si las pacientes se encuentran en tratamiento oncológico, especialmente de quimioterapia, los efectos adversos se pueden sumar y, por lo tanto, ser de mayor intensidad. Para contrarrestar los efectos secundarios de la vacuna se recomienda paracetamol 1g cada 8h, alternado cada 4h con ibuprofeno de 600 mg si son muy intensos.
Un efecto adverso muy relevante, especialmente en el caso de las pacientes con antecedentes de neoplasia de mama, es la aparición de ganglios inflamados a nivel de la axila. Es una inflamación reactiva a la administración de la vacuna, relacionada con la activación del sistema inmunitario, no tiene ninguna relevancia y, en pocas semanas desaparecerá, si esto no es así, entonces se debe solicitar una valoración médica.
Es conveniente que las pacientes con antecedentes de cáncer de mama se vacunen, dentro de lo posible, en el lado opuesto a la neoplasia y que, si se realizan una exploración complementaria a este nivel (como una mamografía o una ecografía), adviertan al radiólogo de la vacunación reciente.
Hoy en día no existen datos que afirmen que los pacientes oncológicos tengan diferentes efectos adversos en relación a la vacuna para la COVID-19 respecto al resto de la población. Recientemente algunas encuestas han reportado alteraciones en el ciclo menstrual en relación con la vacunación, pero la comunidad científica todavía no dispone suficiente evidencia científica para afirmar que esto sea así.