¿Quiénes son los patólogos?
Quizás hayas oído alguna vez mencionar al patólogo… pero probablemente no lo hayas llegado a ver. ¿Quién es entonces el patólogo, ese médico invisible del que, sin embargo, muchos otros médicos están tan pendientes? Si no nos conoces, te animo a leer esta pequeña presentación.
Empecemos por el principio y por las cosas más sencillas: el patólogo es el médico que analiza el tejido o, lo que es lo mismo, el médico que dirá qué es ese tejido que ha biopsiado el radiólogo o que ha extraído el cirujano. Nuestra especialidad, la Anatomía Patológica, consiste en estudiar el tejido humano y determinar la naturaleza de aquella lesión que ha puesto sobre aviso a algún médico. Así que ya tienes aquí la respuesta a una de las primeras incógnitas que surgían: al patólogo no lo suelen ver las pacientes porque trabaja en un laboratorio, no pasamos consulta ni estamos en el quirófano.
En cierta manera, podemos decir que los patólogos somos los responsables de escribir la primera página en la historia del cáncer de mama, ya que los demás protagonistas de esta historia esperan a que confirmemos que está presente (no todas las lesiones que ve el radiólogo lo son) y lo caracterizaremos, buscando todos aquellos detalles que aporten información para el pronóstico y tratamiento de la paciente, ayudando de este modo al cirujano, oncólogo o radioterapeuta a luchar mejor contra este enemigo y lograr erradicarlo.
Ahora que sabes que trabajamos en un laboratorio, es posible que la primera imagen que te venga a la mente sea la de un médico sentado en su despacho, inclinado sobre un microscopio del que le cuesta separarse. Y, de hecho, así fue hace años, pero lo cierto es que nuestra especialidad ha evolucionado (¡y mucho!) y te llevarías una gran sorpresa si vieras cómo trabajamos ya algunos de nosotros.
Del microscopio al primer cambio radical: la inmunohistoquímica
Al principio, el tejido se analizaba usando métodos muy sencillos (con una tinción llamada hematoxilina-eosina). Estos permitían ver las células y el tejido que las rodeaba, sus características y cualquier otra lesión que se tradujera por cambios en el tejido. Esta hematoxilina-eosina se fue complementado con más técnicas que dejaban al descubierto depósitos (por ejemplo, de hierro) o microorganismos (hongos, bacterias…). Posteriormente, llegó un primer cambio radical de la mano de la inmunohistoquímica, allá por los años 40.
¿Qué tiene de particular este nuevo procedimiento para que cambiara de tal modo la forma que teníamos los patólogos de estudiar el tejido? En realidad, no sustituye a los métodos antiguos, sino que los complementa. De hecho, podríamos decir que nos permite ver cosas que no se ven a simple vista y a confirmar sospechas o dudas que tenemos. Así, aporta mucha más seguridad e información a los diagnósticos. Si volvemos a centrarnos en el cáncer de mama, la inmunohistoquímica es la técnica que se utiliza para saber si un tumor es sensible a las hormonas (estrógenos y progesterona) o si tiene sobreexpresado el receptor HER2. Estos son dos ejemplos que podrías conocer, más si eres o has sido paciente de cáncer de mama.
La nueva visión: la Medicina de Precisión
Con todos estos datos, podemos entrar ahora en otro tema muy de actualidad: la Medicina de Precisión (o personalizada). Y es que una de las herramientas que la ha hecho posible es precisamente la inmunohistoquímica.
Esta nueva visión de la Medicina consiste en integrar en nuestra práctica diaria lo que la investigación nos ha ido (y sigue) enseñando: que no todos los tumores son iguales. Por ello, necesitarán tratamientos individualizados, dirigidos a aquello que les haga más daño. Y aquí volvemos a aparecer los patólogos. Mediante la inmunohistoquímica en un primer momento, o con técnicas moleculares más sofisticadas, entendemos cada vez mejor los secretos de cada tumor y les trasmitimos esa información a los diferentes médicos. Ellos serán quienes traten a las pacientes para que adapten su conducta a las características que les estamos describiendo.
Hemos ido viendo cómo, desde un microscopio y añadiendo técnicas cada vez más sofisticadas, los patólogos somos capaces de ir desenmascarando cada vez más los puntos débiles de los tumores. Pero, ¿tenemos ya suficiente? ¿Hemos llegado al final del camino? La Anatomía Patológica, como tantísimas otras áreas, se está beneficiando constantemente de los avances tecnológicos, que nos permiten analizar las lesiones desde un punto de vista inimaginable hace unos años.
De las imágenes digitales a la Telepatología y la IA
La Patología Digital es ya una realidad, otro paso en la evolución constante de nuestra especialidad. Esta ha hecho que dejemos relegados en un rincón a nuestros fieles compañeros de trabajo (los microscopios) y los sustituyamos por pantallas de alta resolución. Estas últimas nos permiten analizar las imágenes de una manera más precisa y compartir los casos sin fronteras y de forma inmediata, lo que ha sido bautizado como Telepatología. En el momento que se genera una imagen digital, podemos compartirla con compañeros de cualquier parte del mundo para aprovechar su conocimiento o experiencia y resolver casos complejos.
Y de la mano de estas imágenes digitales está llamando a la puerta la Inteligencia Artificial. Esta permite logros todavía mayores y de una manera completamente automatizada, aunque aún no le hemos dado la bienvenida del todo puesto que ha de ser validada previamente. Sin embargo, todo apunta a que será otra gran compañera para seguir luchando de la manera más eficaz contra el cáncer.
Espero que estas líneas hayan servido para presentarnos, para que conozcas un poco más a ese médico oculto y discreto que está detrás del diagnóstico del cáncer de mama y que aporta todo su conocimiento para mostrar la verdadera cara de la lesión al resto de compañeros médicos que lucharán contra él. Como reza el lema de la Sociedad Española de Anatomía Patológica (SEAP), el tratamiento comienza en el diagnóstico, y allí estamos nosotros para proporcionarlo. Con el tiempo, hemos ido aprendiendo y nos hemos rodeado de herramientas que nos aportan más y más información. Estamos convencidos de que aún no hemos llegado al final y seguiremos encontrando puntos débiles en los tumores para enfrentarnos a ellos con mayor probabilidad de éxito.
Vicente Peg
Patólogo
Responsable del área de anatomía patológica del IBCC